El autobús hacia Ushuaia salía a las 7:00 horas de la mañana, por tanto nos levantamos a las 6:00 horas. Recogimos nuestras mochilas y a desayunar. Comimos huevos revueltos, tostadas con mermelada o mantequilla, cereales, yogur, café o té. Llegamos a la agencia Bus Sur del pueblo con diez minutos de antelación tal y cómo nos indicaron. A las 7:00 horas en punto, el autobús emprendió el camino hacia Ushuaia, nos esperaban unas 12 horas de trayecto, dos cambios de vehículo y un paseo en ferry para cruzar el estrecho de Magallanes, toda una aventura. Sólo empezar el recorrido nos ofrecen café en el autobús, una gente muy amable y atenta. A las dos horas de viaje hacemos la primera parada en Kon-Aiken (Punta Arenas), cambiamos de autobús para dirigirnos hacia Río Grande. Cuando retomamos el viaje nos ofrecen un sandwich para comer, que a esas horas nos viene muy bien. Tras unas horas llegamos a Punta Delgada por dónde tenemos que cruzar el estrecho de Magallanes. |
Subimos con el autobús al ferry. El trayecto del barco para cruzar el estrecho dura unos 20 minutos hasta la Bahía Azul. Aprovechamos para estar en el interior del ferry y ver las vistas de la isla de la Tierra del Fuego. Mientras estábamos en el barco vimos unas toninas, delfines de color blanco y negro muy simpáticos que nadaban alrededor del ferry. Una vez cruzamos el estrecho, ya en la Bahía Azul nos encontrábamos en la isla de la Tierra del Fuego. Por primera vez, y después de más de 15 días de viaje por tierras patagónicas transitamos por la carreteras de ripio. Cerca de 200 km de calzada no asfaltada, por la cuál no se puede ir a más de 80 km/h. Poco antes de llegar a la frontera entre Chile y Argentina, llamada San Sebastián termina la carretera de ripio. Tardamos alrededor de una hora para hacer los trámites de control de pasaportes. Aprovechamos para gastar los últimos pesos chilenos y comprarnos algo para comer. Al rato retomamos el viaje dirección Río Grande. Antes de llegar al pueblo mencionado nos dan la merienda en el autobús, una magdalena, que se pone muy bien la verdad. Llegamos a Río Grande para hacer el cambio de vehículo, después de esperar un rato nos recogió un minibús que nos llevará hasta Ushuaia, ya queda menos. Cogimos la carretera RN3 dirección Tolhuin. Hicimos una breve parada en éste pueblo para estirar las piernas que nos convenía. Ya sólo nos faltaba una hora para llegar a la ciudad del fin del mundo, Ushuaia. |
La carretera que tomamos después de la parada en Tolhuin estaba en un estado lamentable y hacia que la conducción pareciera algo extraña. No obstante, para compensar, el viaje nos ilustraba con unos paisajes preciosos, ya que estábamos cruzando los Andes. Estuvimos viendo el Lago Escondido, el Fagnano y pasamos por el paso Garibaldi donde hay unas vistas espectaculares de los lagos mencionados.
Tras 13 horas y media de trayecto llegamos a Ushuaia, denominada la ciudad más austral del mundo, ubicada en las costas del canal Beagle y protegida por la cordillera montañosa del Martial, en la bahía de Ushuaia. Recogimos nuestras mochilas y nos dirigimos al hostel que teníamos reservado, el Yakush. Un hostel cálido y acogedor, con cocina amplia y un living con futones para poder descansar. Optamos por una reserva de habitación compartida. Dejamos el equipaje y nos fuimos a comprar alguna cosa para cenar en el supermercado La Anónima. Comimos pasta con verduras, riquísimo, y nos fuimos a dormir.