Pusimos el despertador a las 7:00 horas de la mañana para ver como amanecía el día pero éste estaba muy tapado y seguramente iba a llover. Tened en cuenta que aunque la temporada en la que fuimos es genial para ver los cerezos en flor, tiene un gran inconveniente, y éste es que llovió la mayor parte de los días en casi todas las partes del país. Una lástima, pero aun así nos lo pasamos genial. Os recomendamos la experiencia.
Aunque parecía que iba a llover durante todo el día nos levantamos con ganas y nos fuimos a desayunar a nuestro pequeño rincón, el Starbucks, había uno justo delante de la estación. Comimos un muffin de blueberry, un cinamon roll, un capuccino y un chai tea latte por 1360 JPY=9,6 €. Cuando terminamos de comer nos fuimos a un templo que el día anterior no pudimos ver, Higashi Honganji. Estaba en obras pero aún así le tiramos unas fotos y nos fuimos en dirección al Nishiki market. Había empezado a llover pero íbamos equipados para no quedar empapados.
Menuda sorpresa cuando llegamos al mercado, una calle larguísima bajo cubierto llena no, llenísima de puestos de comida, de bebida, de especias, de ropa, de zapatos, de un sinfín de tiendas y productos por los que perderte durante horas y horas. Pensamos que sería un buen sitio para comer y por tanto decidimos que regresaríamos al mediodía. Estuvimos dando una vuelta explorando tiendas y diferentes productos japoneses, descubrimos un montón de ellos y nos encantó. Cuando fuimos a primera hora de la mañana no había mucha gente y algunos puestos tenían que abrir pero aún así se respiraba un ambiente increíble. Mientras dábamos el paseo aprovechamos para ir viendo templos que estaban en cada esquina, en cada plaza, nos pareció un sitio muy bonito. En uno de éstos templos vimos un cementerio y nos impresionó, un conjunto de lápidas estrechas y muy altas, peculiar y diferente. |
Después de dar una ojeada al mercado nos fuimos en dirección al Palacio Imperial en el casco antiguo de Kyoto. Para poder acceder al recinto exclusivo del palacio necesitas reservarlo con antelación en la Agencia de la Casa Imperial ya que el aforo es limitado. También necesitas permiso para acceder a otro de los palacios del mismo recinto, Palacio Sentō Gosho. Nosotros no reservamos la visita porqué pensamos que no valía la pena. Aún así nos fuimos a visitar el parque lleno de jardines que rodea el recinto. Llovía a cántaros pero pudimos hacer fotos de los cerezos llorones que había en el extremo norte del parque. Aunque la lluvia cada vez era más fuerte coincidimos con mucha gente en los jardines. Después de dar una vuelta de más de una hora aproximadamente por el parque entre jardines, estanques y pequeños templos decidimos volver al mercado. Estábamos completamente empapados, la lluvia no cesaba y necesitábamos secarnos un poco. |
Cuando regresamos al mercado fuimos a probar comida a algunas de las tiendas que había, teníamos hambre y ganas de deleitarnos con semejante manjar. Empezamos por unos Takoyaki (bolas rellenas de pulpo) y una empanada con pan de gamba en un tenderete, Tako-masu, que estaba situado en una esquina entre Teramachi y Shikyagoku-dori por solo 150 JPY=1 €. Justo al lado había otra parada con Karaage (pollo rebozado) donde compramos un poco para probar por 300 JPY=2 €. Después de comernos éstos productos nos fuimos a la calle propia del mercado donde había mucha más gente que por la mañana. Nos paramos a comprar una croqueta de sésamo por 150 JPY=1 €. En el mismo lado nos encaprichamos de un trozo de Tamago (tortilla japonesa) que nos costó menos de un euro. Seguimos andando y nos compramos un Onigiri de salmón por 190 JPY=1,3 € entre otras cosas más. La verdad es que nos lo pasamos muy bien probando cosas, y comimos de vicio. Al rato decidimos centrarnos en los postres y compramos unos Mochis, uno de fresa y otro de castaña por 432 JPY=3,1 euros. Fue muy divertido, disfrutamos un montón, estábamos en nuestra salsa. Después de comer nos fuimos al hostel a descansar un rato, parecía que dejaba de llover y se estaba destapando. Por la tarde noche, a las 18:00 horas, queríamos ir al castillo de Nijō-jō porqué hacían un espectáculo de iluminación al aire libre muy recomendable.
A las 17:30 horas salimos del hostel hacia la estación para coger un bus hasta el castillo. Una vez allí no fue difícil encontrar el andén, Bus 9 parada B1. Al llegar a la parada, el bus ya estaba esperando y nos montamos. Cuando llegamos al castillo nos bajamos y fue el momento de pagar el trayecto, 230 JPY=1,6 €. Hay unas máquinas habilitadas y sino el conductor es muy amable y te ayuda con las monedas. Al bajar del autobús vimos que había mucha cola para entrar pero la verdad es que cuando fueron las 18:00 (hora de apertura) la cola iba muy rápido. La entrada nos costó 400 JPY=2,8 € cada uno. Una vez dentro dimos una vuelta hasta las 18:40 horas que hacían un espectáculo de luz en la puerta Karamon. Fue increíble, nos gustó mucho, menudos colores y dibujos más auténticos. Al terminar accedimos al palacio Ninomaru en el interior del recinto del castillo. Dimos un paseo por sus jardines y al ser ya totalmente de noche la iluminación iba creciendo y se hacía todo mágico. Antes de irnos estuvimos un rato escuchando Koto una especie de arpa que tocaban unas japonesas muy simpáticas. No nos marchamos sin probar antes unas bolas de arroz que tenían mejor pinta que sabían. Al salir del castillo fuimos dirección Ponto-chō para encontrar un sitio donde cenar Okonomiyaki, la típica pizza japonesa. Después de dar unas cuantas vueltas, en la calle Shinjo justo en la esquina con Gionmachi Kitagawa encontramos el Issen Yoshoku. Un restaurante conocido por cocinar una variante de la pizza japonesa. Cenamos rico, rico!!! Después de comer nos fuimos directos al hostel, estábamos rendidos y mañana iba a ser una día duro. La meteorología iba a nuestro favor y queríamos hacer muchas cosas. |
Kyoto
Japón
Kyoto - Japón