Durante el trayecto había hermosas vistas del Lago Nordenskjöld, glaciares colgantes y flora existente como el Ciruelillo, el cual a partir del mes de diciembre presenta unas características flores rojas. Al principio de la ruta parte del cielo estaba tapado y nublado, pero a medida que iba pasando el día empezó a soplar viento que despejó parte del cielo y empezamos a ver el sol. Cada vez el viento soplaba con más intensidad y conforme nos íbamos acercando al refugio las vistas de los Cuernos empezaban a ser más bonitas y mejores, el día parecía que se estaba abriendo. Al mediodía, al llegar al Refugio los Cuernos el viento era bastante fuerte y hacía salpicar el agua del Lago Nordenskjöld. |
Al ver que la segunda etapa no parecía ser muy larga, decidimos no poner el despertador e ir sin prisas. Nos levantamos con el mismo día que habíamos ido a dormir, todo nublado y con algo de llovizna. Cabía la posibilidad que si nos levantábamos con el día despejado subiríamos al mirador de las Torres otra vez para poder ver su belleza, pero no fue así. Fuimos a desayunar, y el refugio nos ofreció unos huevos revueltos, pan con mermelada o mantequilla, cereales, café y té, una delicia. Una vez comidos, recogimos nuestras mochilas y nos fuimos dirección Refugio los Cuernos. Nos esperaba un día tranquilo. Empezamos la etapa deshaciendo parte de los pasos del día anterior hacia la Hostería las Torres. Antes de media hora de sendero llegamos a un cruce dónde había un cartel de madera que ponía atajo, indicaba un sendero a mano derecha que iba dirección Refugio los Cuernos. Nos lo dijeron previamente en el Refugio Chileno para no repetir la ruta del día anterior. Lo cogimos y rodeamos el macizo Paine, circulando por la base del Cerro Almirante Nieto. |
El sendero de la segunda etapa finalizó en el Refugio los Cuernos con 3 horas 45 minutos, un total de 13 kilómetros con un desnivel negativo de 700 metros y uno acumulado de 1000 metros aproximadamente. Una ruta sencilla con unas vistas preciosas. El refugio está situado al pie del Lago Nordenskjöld y en la falda de los Cuernos, la reserva fue en una de sus cabañas (si se puede es muy recomendable). Al lado de las cabañas había unas termas de agua caliente que con el fuerte viento no pudimos aprovechar. No obstante comimos algo y descansamos para el día siguiente ya que la etapa tercera es bastante dura.
Pudimos hacer muchas fotos de como el viento levantaba el agua del lago y provocaba la salida del arco iris, unos momentos preciosos que aún recordamos. Por la noche cenamos en el refugio, comimos sopa de verdura y carne con huevo duro y chorizo, buenísimo; de postre una mousse de café. Antes de irnos a dormir tiramos unas fotos de la puesta de sol. Un día increíble.