A las 7:45 horas de la mañana pasaban a recogernos los del tour Península Valdés por el hostel. Por tanto a las 7:00 horas ya estábamos de pie desayunando en el Chepatagonia. Muy puntuales nos fuimos en un microbus de unas 20 personas aproximadamente. Nuestro guía durante todo el día sería Hugo. Parecía que haría un día increíble y así fue. El planning del día era:
Después de una hora de trayecto llegamos a la entrada de la reserva Península Valdés, precio 70 ARS=12 € por persona. Seguimos hasta el Istmo Ameghino, centro de interpretación que sirve para entender cuáles son las características de la biodiversidad de la zona y la interrelación que existe entre las especies animales, la geografía y el hombre. Finalizada la explicación nos pusimos rumbo a Punta Norte. Cuando bajamos del microbus hacía un viento increíble. Nos acercamos al mar y en la orilla vimos una colonia gigante de elefantes marinos jóvenes, la mayoría hembras. Los machos se diferencian de las hembras por el tamaño y porqué tienen trompa. No había ninguno. Estaban unos encima de los otros muy tranquilos. Lamentablemente no vimos ninguna orca. El guía nos comentó que en determinadas épocas las orcas se alimentan de elefantes marinos y según dijo, verlo en directo es impresionante. Cuando nos íbamos acercando al puerto Hugo nos informó que éste estaba cerrado por culpa del viento que había hecho durante todo el día. No obstante cabía la posibilidad que se abriera porqué el aire había disminuido bastante. Aprovechamos el tiempo para tomar un helado muy rico. Al cabo de un rato empezaron a llamar a la gente, parecía que el puerto se había abierto, estábamos muy contentos. Hablamos con Hugo y nos informó que saldríamos en el barco del siguiente turno. |
Antes de llegar a Punta Cantor, nos paramos en una caleta para ver pingüinos magallánicos, los animales más simpáticos y graciosos del viaje sin ninguna duda. Hicimos una fotos y algún que otro vídeo. Nuestra próxima parada fue Punta Cantor, dónde sólo llegar vimos un zorro de color rojo, muy bonito la verdad. Entramos a la reserva y vimos a los elefantes marinos. No había tantos como en Punta Norte. Aprovechamos para hacer un sendero de interpretación de la flora y la fauna del lugar. Después de la ruta comimos un poco, un pastel de queso y jamón con algo de fruta para poder aguantar hasta la hora de cenar. Después de comer nos fuimos a Puerto Pirámides, a las 16:00 horas teníamos que estar en el puerto para el avistaje de ballenas. A las 18:00 horas nos dieron los chalecos salvavidas y nos acercamos hasta el embarcadero. Nos subimos a una zodiac, donde nos explicaron cuatro normas de seguridad y salimos a la caza de la ballena. La verdad es que tuvimos mucha suerte y vimos un montón de ellas. Grandes de hasta 15 metros aproximadamente y algunas pequeñas y muy juguetonas. Junto a las ballenas vimos algún que otro pingüino despistado comiendo. Fue impresionante, no tengo palabras para poder describirlo, se tiene que ver. |
Es una de las excursiones que uno no se puede perder si va a Península Valdés. Cómo tuvimos que esperarnos para el avistaje de ballenas se nos hizo un poco tarde y llegamos al hostel a las 20:30 horas de la noche aproximadamente. Sin perder mucho el tiempo nos fuimos a un locutorio para poder reservar el autobús de vuelta a Buenos Aires ya que se estaban cancelando todos los vuelos desde Trelew. Al final cogimos dos billetes con la compañía Andesmar, con un precio de 435 ARS=72,5 € por persona con servicio de comida y semi cama. Sacamos los billetes para pasado mañana a las 1:15 horas de la madrugada y así poder dormir en el autobús. Comprados los billetes regresamos al hostel para poder reservar la excursión del día siguiente a Punta Tombo.
Después del ajetreo de reservas nos fuimos a cenar a un restaurante recomendado por Mariano, el chico del hostel. El sitio era la Cantina el Náutico, popular restaurante que ofrece una carta con productos del mar muy extensa y económica. Comimos una picada de marisco y de segundo abadejo. Todo exquisito. Después de cenar nos fuimos exhaustos a dormir.
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