Después de un largo año de aventuras y experiencias viajeras llegaban nuestras esperadas vacaciones, éste año al sudeste asiático. Elegimos la cambiante Myanmar y la eterna Thailandia, dos países con encanto y con muchas cosas qué visitar y gozar durante un mes. Dado que los aviones que llegaban a la capital de Myanmar, Yangón, eran bastante caros decidimos volar hasta Bangkok, una ciudad que nos flipa mucho y es más barata. Después de mucho buscar escogimos los vuelos con la compañía Emirates Airlines por primera vez. El vuelo a Dubai salía a las 22:05 horas de la noche del día 18 de noviembre desde Barcelona. Tras un largo día de trabajo pusimos rumbo al aeropuerto, hicimos el check in, y on time el vuelo salió dirección Dubai. Tenemos que decir que quedamos impresionados gratamente con el avión de dos pisos y con el catering. Muy recomendable. El día siguiente llegamos a Dubai y tras cuatro horas de escala pusimos rumbo a Bangkok. Llegamos a destino a las 21:00 horas de la noche, menudo viajecito intenso.
En el aeropuerto de Suvarnabhumi cambiamos dinero a su moneda local Baht Thailandés, 1 euro = 38,5 BAHTS. La mejor manera de moverse por Bangkok es en airtrain y tuktuk. Una vez pasados todos los controles del aeropuerto nos fuimos a la planta de abajo a coger el airtrain hasta la parada de Paya Thai, el precio del billete costaba 45 BHT=1,1 €. Cuando nos dieron los tickets nos vinieron recuerdos de cuando estuvimos en 2012 de camino a Vietnam, parecían fichas de autos de choque, qué bueno! Bajamos en la parada mencionada y estaba lloviendo, aún así cogimos un tuktuk hasta nuestro hostel por 100 BHT=2,5 €. Menudo fitipaldi nos tocó, qué risa! En nada llegamos al Suneta Hostel Khaosan, ya eran las 22:00 horas de la noche. Se trata de un alojamiento de habitaciones compartidas en forma de cápsula. Una vez en el hostel pagamos la noche y dejamos un depósito para las llaves de cada cápsula de 600 BHT=15,5 € que nos devolverían cuando nos fuéramos el día siguiente. Dejamos las mochilas corriendo y nos fuimos a cenar, era bastante tarde. Fuimos al Thip Samai, uno de los mejores restaurantes de la ciudad para comer el mítico Phad Thai, qué rico!! |
Después de cenar no tardamos en ir a dormir ya que en pocas horas nos levantábamos para coger un avión hasta nuestro próximo destino, Yangón.