Era nuestro último día para disfrutar del bono JRpass y lo aprovechamos para visitar Nikkō, uno de los principales destinos turísticos de Japón, Patrimonio Mundial de la Humanidad desde 1999. Nos despertamos antes de la hora prevista, nos vestimos y nos fuimos a desayunar. A las 7:30 horas ya estábamos en el ático del hostel comiendo tostadas y galletas con chocolate. Cuando terminamos de desayunar fuimos hasta la estación de Ueno para coger el tren. Parecía que el día no estaba tan gris pero aún así nos compramos unos paraguas. A las 8:34 horas subimos al tren shinkasen dirección Utsunomiya. Una vez allí hicimos transbordo a la línea de Nikkō y subimos al tren. El día estaba aguantando y teníamos unas vistas de las montañas chulísimas!!! Al cabo de 45 minutos llegamos a destino. Cogimos un poco de información y a la aventura!!! |
Hasta el puente Shin-kyō hay unos 30 o 40 minutos andando sin problemas. Una vez allí hicimos unas cuantas fotos y nos fuimos directamente hasta los templos más importantes de la ciudad ubicados en una colina, no tiene pérdida con un mapa. Están todos en el mismo recinto y si lo quieres puedes pagar una entrada combinada más barata para poder ver algunos de ellos.
Primero fuimos a visitar el templo Tōshō-gu, un santuario sintoísta que fue construido entre 1634 y 1636 en el período Edo, con una entrada de 1300 JPY=9,2 € por persona. Cuando entras llegas al Sanjinko, tres almacenes sagrados con relieves de elefantes obra de un artista que nunca vio un paquidermo. A la izquierda de la entrada está el Shinkyusha establo sagrado adornado con relieves de los famosos tres monos sabios que muestran los tres principios del budismo tendai, no oír el mal, no ver el mal y no hablar del mal. Se cruza una torii, se suben unas escaleras y se llega a la sala principal Honden donde se pueden ver 100 dragones en el techo. A la izquierda de la sala está la Honji-dō una sala famosa porqué los monjes demuestran las propiedades acústicas golpeando dos palos. El dragón ruge cuando los palos se golpean bajo su boca, sino se hace de ésta manera no. A un lado de éstas salas hay el Nemuri-Neko una pequeña escultura de madera de un gato dormido, famoso en todo Japón por su realismo. Desde aquí se puede subir hasta la tumba de Ieyasu. El templo es precioso y es muy recomendable visitarlo.
La siguiente visita fue a Futarasan-jinja, un pequeño santuario sintoísta rodeado de cipreses que le dan un ambiente muy especial. Es el más antiguo de la ciudad y la entrada cuesta solo 200 JPY=1,5 € por persona. En éste punto empezó a llover mucho y enseguida nos fuimos a visitar otro de los templos.
Un poco apartado del resto estaba el templo Taiyuin-byō. Cuenta con muchos elementos del Tōshōgu y al ser más pequeño, más recogido y estar situado en un bosque de cedros japoneses resultaba muy atractivo. En el vestíbulo principal hay 140 dragones pintados en el techo y se dice que llevan las plegarias a los cielos. Puedes sacar la entrada de manera combinada junto con el templo Rinnō-ji, 900 JPY=6,3 € por persona. Volvimos al principio del recinto para visitar el Rinnō-ji, famoso por el Sambutsu-dō pabellón de los tres budas. Estaba en obras, desde fuera tenía una tela que hacia imposible poder verlo, y por eso lo dejamos para el final de la ruta. Una vez dentro estaba todo totalmente desmontado, los budas estaban en cualquier sitio y daba mucho coraje haber pagado para visitar el templo. |
Dimos por finalizada la visita a la ciudad y volvimos a la estación, no paraba de llover. No habíamos comido nada y después de mucho buscar nos compramos unos dulces de una panadería cercana llamada Bakery and Cafe Semba por 380 JPY=2,6 €, no pudimos encontrar nada más. A las 15:20 horas cogimos el tren dirección Utsunomiya, nuestro próximo destino era Yokohama. Cuando llegamos nos compramos unos onigiris para saciar el hambre, qué buenos estaban!!! A las 16:20 horas cogimos el tren hasta la parada de Tokyo y allí nos subimos al último hasta Yokohama, concretamente paramos en la zona de Ischirawago, Chinatown.
Cuando llegamos a Chinatown todo eran luces, daba gusto tanto colorido después de un día tan oscuro con tanta lluvia. Dimos una vuelta por la zona pero enseguida pusimos rumbo a Minato Mirai un barrio futurista de la ciudad con islas artificiales. Estuvimos dando un paseo por el parque Zo-no-hana y por el puerto que nos encantó, las vistas eran muy bonitas. A medio camino pasamos por Akarenga Sōkō que significa almacén de ladrillo rojo. Antiguos edificios reconvertidos en tiendas, restaurantes y espacios para grandes eventos, una maravilla!!!!
Al llegar al barrio de Minato Mirai queríamos subir a la Landmark Tower para ver las vistas de la ciudad desde las alturas. La verdad es que aunque íbamos con mapa nos costó un montón encontrarla, necesitamos ayuda de varios guías. Al final llegamos a la torre y una vez allí nos dijeron que las vistas no eran muy bonitas desde arriba pero que si queríamos subir igualmente nos lo dejaban a mitad de precio, por tanto pagamos 700 JPY=5 € por persona. Subimos con ascensor hasta la planta 69 y una vez arriba nos pareció que habíamos tomado una decisión equivocada pero al rato las vistas fueron mejorando. Vale la pena subir, las vistas de la luminosa noria son impresionantes. Después de echar un vistazo de toda la ciudad nos fuimos a cenar.
Aprovechamos para cenar en el mismo recinto de la torre y escogimos el Wako Landmark. A las 21:45 horas, después de cenar, cogimos el tren de vuelta a Ueno y de allí un metro hasta nuestra parada de metro Asakusa. Sin mucha demora nos fuimos directamente a dormir, qué día más intenso y lluvioso!!!
Yokohama